La fiesta de los libros y las rosas de Sant Jordi, vista con ojos extranjeros

DIPLOCAT invita a dos periodistas y dos libreros internacionales que han estado un 23 de abril en Cataluña a hablar sobre su experiencia

Con motivo de la festividad de Sant Jordi, DIPLOCAT ha organizado un debate virtual en inglés con dos periodistas y dos libreros internacionales. Todos ellos habían celebrado el día del libro y la rosa en Cataluña en el pasado, invitados or DIPLOCAT, y han compartido sus experiencias e impresiones. Tal como ha recordado el moderador, el escritor Matthew Tree, la situación de pandemia ha cambiado mucho esta celebración tan singular. El evento pretendía reproducir y explicar al público extranjero la atmosfera única e irrepetible de la fiesta catalana de Sant Jordi.

Laura Foraster, secretaria general de DIPLOCAT, ha presentado el acto y ha agradecido a los asistentes su participación. Ha contado que este día es uno de los días más especiales para los catalanes y que, a pesar de no ser festivo, la gente encuentra un momento para salir a la calle y comprar rosas y libros para sus seres queridos. También se ha referido a la campaña de #Books and Roses, que desde hace años da a conocer la fiesta en todo el mundo.

Matthew Tree, escritor londinense afincado en Cataluña desde hace dècades y miembro del Consejo Asesor de DIPLOCAT, ha iniciado el debate proponiendo varias preguntas a los cuatro ponentes. En primer lugar, les ha pedido que contaran sus impresiones del Sant Jordi que vivieron en primera persona. También les ha animado a hablar sobre como la pandemia ha afectado el mundo del libro y los hábitos de lectura en sus respectivos paises.

Dorothee Junck, que tiene una librería independiente en la ciudad alemana de Colonia, ha empezado comentando el magnífico sentimiento que tuvo al estar un 23 de abril en Barcelona y ver las calles repletas de gente para comprar libros y rosas. También ha comentado que, a pesar de que la situación en Alemania varía dependiendo de la región, no se están realizando suficientes campañas o recomendaciones para fomentar los libros. Finalmente, a pesar de que las grandes empresas dificultan la venta a las librerías locales, se ha mostrado bastante optimista haciendo referencia al "renacimiento de la lectura" en Alemania.

La periodista eslovena Spela Novak ha empezado compartiendo la anécdota que cuando estuvo en Barcelona por Sant Jordi, tuvo la impresión que todo el mundo escribía y publicaba libros. También ha destacado el ambiente de felicidad que se respirava en las calles, entre libros y rosas. Respecto a la situación actual en Eslovenia, he destacado que hay cierta sensaciçón de confusión debido a los cambios continuos en las normas. Además, se producen paradojas como que en la misma calle se pueden comprar videojuegos pero no libros. Respecto al habito de la lectura, dice que es difícil de saber, ya que depende mucho del entorno en el que te mueves y además comprar un libro no garantiza que se lea, disfrute y aproveche.

Para el librero portugués José Pinho, propietario de la preciosa librería Ler Devagar de Lisboa, fue una gran sorpresa ver a tanta gente en las calles de Barcelona por Sant Jordi, ya que en Portugal también se celebra el día del libro pero las actividades se realizan en espacios cerrados. Además, ha explicado que para él la situación está siendo extraña y dramática porque durante mucho tiempo han tenido que cerrar las librerías y solo se podían comprar libros en los supermercados y en las gasolineras. En Portugal, la situación de la lectura es bastante similar a la de Cataluña y a pesar de que durante la pandemia ha aumentado un poco, comprar un libro tampoco significa que se lea. Lo que considera un problema grave es que en Portugal las empreses editoriales pueden vender aplicando grandes descuentos, sin respetar la norma del precio fijo del libro.

Para Edita Slezáková, periodista de la minoría húngara de Eslovaquia, pasar un Sant Jordi en Barcelona fue una gran experiència y le gustó mucho ver tanta gente por las calles de la ciudad que desprendían energía positiva. Por su pertinència a una minoria, defiende que la cultura es un elemento principal. En Eslovaquia, durante los primeros meses las librerías estuvieron cerradas e incluso los supermercados tenían prohibido vender cualquier cosa que no fuera comida. La reapertura de las librerías es muy reciente y teme que muchas acaben cerrando. Su sensación es que, antes de la llegada de la pandèmia, el habito de la lectura variaba según las estaciones. Ahora, con el auge de plataformas como Netflix, se ha perdido un poco la necesidad de leer un buen libro, sobre todo entre los más jóvenes. También los estudiantes están cansados de leer y de clases virtuales.