Convivir en el Mediterráneo: la interculturalidad como herramienta de diálogo
La relación entre las diferentes regiones del área euromediterránea ha sido el tema de la jornada "Diálogo intercultural mediterráneo: reconocernos en la cultura de los otros", coorganizada por Diplocat y el IEMed
El Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña (Diplocat) y el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), junto con la Generalitat de Cataluña, han organizado hoy miércoles, 30 de septiembre, en el Palau de Pedralbes de Barcelona, la jornada Diálogo intercultural mediterráneo: reconocernos en la cultura de los otros. El Ayuntamiento de Barcelona también ha colaborado en la organización. El objetivo era debatir y poner en valor el papel de las sociedades y las culturas mediterráneas a la hora de encarar los grandes retos globales.
La jornada ha sido inaugurada por diferentes representantes de los organizadores. Alfonso González Bondia, director general de Asuntos Europeos y Mediterráneos del Gobierno catalán, ha dicho que desde julio se han hecho varios debates conmemorativos de los 25 años de la Declaración de Barcelona, para remarcar la importancia que tiene la interculturalidad y el debate mediterráneo para Barcelona y Cataluña. También ha explicado cómo a partir de la Agenda 2030 y el diálogo intercultural se intenta, desde las diferentes instituciones, que la interculturalidad se instale en las políticas euromediterráneas. González Bondia ha finalizado exponiendo que en Cataluña hace un año que se creó una nueva estrategia intercultural que gira en torno a la inclusión, el progreso como sociedad, el valor del diálogo y los derechos dentro de una sociedad abierta, comprometida y solidaria, que se ha de trasladar al futuro del diálogo euromediterráneo para hacer que los próximos 25 años haya un proceso renovador, estimulante, transformador y centrado en las personas.
Khalid Ghali, comisionado de Diálogo Intercultural y Pluralismo Religioso del Ayuntamiento de Barcelona, ha recordado el valor de Barcelona como ciudad costera y mediterránea y el papel histórico que esto ha jugado y que la ha llevado a ser una ciudad culturalmente plural. Ha subrayado la relevancia del enfoque intercultural, donde los valores son garantía de derechos y libertades y donde el conocimiento y el reconocimiento de estos son básicos para poder garantizar el diálogo entre los diferentes actores. También ha remarcado la importancia de superar las ignorancias que se basan en el desconocimiento y los estereotipos y así crear espacios de convivencia a nivel local e internacional, basados en la empatía y el diálogo como herramientas básicas para podernos conocer mejor.
Josep Ferré, director general del IEMed, ha rememorado que este es el cuarto debate que organizan en el marco de la conmemoración de los 25 años de la Declaración de Barcelona y de la estrategia mediterránea. Ha agradecido así mismo el impulso de Diplocat y del equipo de los Cuadernos para el Mediterráneo por el trabajo realizado y ha destacado que ahora es un buen momento para reconocer el altruismo de las tres administraciones que crearon el IEMed, la Generalitat de Cataluña , el Ayuntamiento de Barcelona y el Ministerio de Exteriores del gobierno español, y les ha agradecido el apoyo a la hora de promover los principios y los valores de la Declaración de Barcelona. Ferré se ha referido a la COVID-19, que nos afecta de manera importante, tanto a nivel económico como social. Como las desigualdades son más evidentes y crecientes, esto implica un riesgo de tener sociedades más excluyentes. Según el director del IEMed, la interculturalidad no sólo está en el diálogo entre países, sino que también afecta debates internos de los diferentes países y la cohesión de las sociedades, que cada vez son más diversas, pero también más complejas y contradictorias. Ferré ha finalizado diciendo que estas tendencias no son nuevas y que hay que saber sacar partido de esta realidad y superar conceptos como tolerancia y convivencia para ser más proactivos, conocer al otro, aceptar la diferencia y luchar contra los estereotipos.
Laura Foraster, secretaria general de Diplocat, ha dado la bienvenida al público y ha aprovechado la ocasión para explicar qué es Diplocat, qué hace y por qué. Ha afirmado que el objetivo de sumar que tiene Diplocat se muestra en actos como este y que la cooperación y coordinación entre instituciones es una de las bases de la diplomacia pública para la internacionalización. Otro de los pilares de la diplomacia pública es escuchar el público para llegar a la audiencia deseada. Foraster también ha recordado que Cataluña tiene la voluntad de aportar soluciones a los retos globales y quiere sumar en el ámbito internacional. Centrándose en los acuerdos de Barcelona, ha recordado que uno de los ejes principales era y sigue siendo acercar las dos orillas del Mediterráneo.
Andreu Claret, periodista y director ejecutivo de la Fundación Anna Lindh entre 2008 y 2015, ha moderado la primera mesa, titulada "¿Qué futuro para el diálogo entre culturas en el Mediterráneo?", con la participación del escritor Tahar Ben Jelloun; Nabil Al Sharif, director ejecutivo de la Fundación Anna Lindh (Alejandría); y Nayla Tabbara, vicepresidenta de la Adyan Foundation (Beirut).
Nabil Al Sharif ha comenzado remarcando la importancia de que haya diálogo entre gente de diferentes lugares geográficos y culturales. Aunque actualmente la perspectiva es diferente, algunos problemas del diálogo intercultural son los mismos que hace 25 años. Desde su visión como director de la Fundación Anna Lindh, cree que es una misión concreta de los pueblos y las instituciones de la región promover el diálogo. Ha hablado sobre cómo la pandemia ha amenazado todas las poblaciones del mundo y la forma en que nos relacionamos con los demás, y que tenemos que adaptar nuestra forma de pensar a una situación que nos altera los hábitos de vida y que durará mucho tiempo. Según Al Sharif, la pandemia ha supuesto retos que sobre todo han afectado a las mujeres, los jóvenes y los refugiados, ya que se ha limitado la movilidad, hay una nueva crisis económica y estos colectivos son los que más necesitan desarrollar los conocimientos tecnológicos necesarios en el contexto actual. También se ha de trabajar para la resiliencia institucional y organizativa para integrar todas las instituciones. Ha dicho que el debate intercultural se basa en salir de la zona de confort y que haya una comunidad que comparta experiencias e ideas entre iguales a nivel global y local, y ayudarse y apoyarse unos a otros. Al Sharif también ha comentado la experiencia de su fundación en el trabajo con la sociedad civil, ya que considera que es ésta la que producirá los cambios en la interculturalidad y que los gobiernos deben tenerla más en cuenta para tomar decisiones y transformar la sociedad. Ha finalizado diciendo que aunque estos 25 años no han aportado grandes cambios, esto no quiere decir que no se tenga que seguir trabajando en esta dirección.
Seguidamente, Tahar Ben Jelloun ha expuesto que la ruta de la interculturalidad es larga y está llena de archipiélagos de diferencias y a la vez de semejanzas, y que unos y otros nos debemos reconocer y aceptar desde el punto de vista cultural e ideológico. Se ha declarado cansado de ver cómo los asuntos intermediterráneos se encallan y ha denunciado la tendencia europea de poner la economía por encima de la vida y la salud. También ha mostrado su desencanto por la falta de éxitos viendo lo que pasa en Siria y el Líbano. Ha afirmado que el diálogo se lleva a cabo entre personas y que el papel de la sociedad civil es fundamental. Al hablar del rol de los intelectuales en el debate intermediterráneo ha dicho que ya no es tan relevante como lo había sido anteriormente en los años 90.
Nayla Tabbara ha comenzado explicando que desde la explosión del puerto de Beirut, su perspectiva ha cambiado y que ahora ve con más optimismo el futuro de las relaciones intermediterráneas, ya que la solidaridad que han recibido por parte de los países mediterráneos les ha ayudado a recuperarse. Ha dicho que en su Fundación trabajan las dinámicas interculturales, interpolíticas e interpersonales, y que hay diferentes discursos, en plural. Ha remarcado que se empezó a hablar de discurso intercultural, intermediterráneo e interreligioso antes de haber tratado el discurso colonial o anticolonial. También ha subrayado la importancia de poder hablar de las heridas y de la historia de manera abierta y honesta, para poder construir una base de diálogo, porque hay que reconocer y recordar la historia de la interculturalidad, aunque a veces no sea positiva. Ha coincidido con Ben Jelloum sobre cómo en el norte el discurso de valores queda vacío al poner la economía por encima de estos y como esto se ha hecho patente, por ejemplo, con los refugiados. Tabbara también ha defendido que el debate se lleve a cabo en el interior de las comunidades y de cada país, ya que como se ha visto con el movimiento Black Lives Matter, hay que quitarse la máscara sobre quién somos, escucharnos y conocernos como comunidad para poder hablar de interculturalidad y ha explicado que la Fundación Anna Lindh hace un trabajo muy importante para promover el diálogo intercultural. Ha hablado de una encuesta que muestra como el 30% de los jóvenes del norte y un 40% de los del sur del Mediterráneo creen que los miembros de otras confesiones no merecen los mismos derechos y ha expuesto el trabajo educativo y de formación hecho en este sentido, pero ha cuestionado su utilidad en una sociedad en que los valores políticos no coinciden con el trabajo que hacen desde fundaciones como la suya a favor de la interculturalidad. Además, considera que más allá de la interculturalidad también es muy importante hablar y concienciar de la interreligiosidad. Al respecto, ha destacado la importancia de que el Papa Francisco y el Gran Imam Al-Tayyib firmaran un documento en el que aceptaban la diversidad religiosa y afirmaban cosas como que los de la otra religión no irían al infierno. Para Tabbara, hay que entender y ver la pluralidad dentro del islam.
En el turno de preguntas de esta primera mesa se ha hablado de la importancia de las diferencias entre las diferentes comunidades y como éstas son clave en el diálogo intermediterráneo. y que uno de los grandes retos es ver al otro como realmente es y no como nos gustaría que fuera. También se ha hablado del fracaso de las políticas públicas en el debate intercultural y se ha discutido el papel del populismo y la extrema derecha en el actual discurso del miedo y de la diferencia, y como el discurso inclusivo y de apertura es un discurso racional que ha quedado en segundo término ante el discurso identitario y nacionalista. Finalmente se ha hablado también del papel de la mujer y Tabbara ha remarcado que no es una cuestión de género el hecho de que las mujeres estén más presentes en el debate intercultural y que son los valores personales los que hacen que alguien sea más inclusivo y empático .
La segunda mesa redonda ha tratado sobre "Convivir en el Mediterráneo: la interculturalidad como herramienta" y ha presentado aquellos valores compartidos basados en el humanismo que nos acercan y posibilitan un mejor diálogo. Oriol Amorós, secretario de Igualdad, Migraciones y Ciudadanía del Gobierno catalán, ha presentado el tema de debate y ha planteado la misma primera pregunta a todos los ponentes, sobre la importancia y repercusiones de la COVID-19.
José Enrique Ruiz Domènec, catedrático de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media en la UAB (Barcelona), ha subrayado el rol de los historiadores en el momento actual, ya que buscan situaciones similares en el pasado que nos puedan ayudar. Ha recordado tres pandemias y cómo se gestionaron. Ruiz Domènec cree que sí que estamos ante un cambio de era, pero lo importante es centrarnos en cuanto tardaremos en aprender a gestionarla. Con la gripe española se tardaron 30 años en controlarla y esto no nos lo podemos permitir. Por último, ha destacado una frase de un poeta griego que menciona la importancia de aprovechar las nuevas situaciones que nos trae la vida. Ante la duda entre ser o hacer, el mediterráneo debe hacer. El ser debe ser superado por hacer, que nos permitirá la armonía de la diversidad.
Mohamed Tozy, director de la Escuela de Gobernanza y Economía de Rabat, se ha conectado en directo desde Marruecos y ha cuestionado el sueño de la globalización, que la pandemia ha roto por completo. Para Tozy, el sistema de los estados ha quedado obsoleto y se necesitan individuos responsables, con responsabilidad colectiva. Para el día después, propone la "cultura del erizo", en el que lo esencial es el clan o la familia. En términos de diálogo intercultural ha tratado dos aspectos: la óptica regional, donde hay que agrupar las solidaridades, ya que los estados-nación a menudo no dejan espacio a la diversidad y por tanto el diálogo intercultural fracasará, y el cambio en la representación y los valores, en el que hay que superar los estereotipos que tenemos sobre los demás.
Ricard Zapata-Barrero, catedrático del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF (Barcelona), ha recalcado como la pandemia manifiesta las deficiencias del sistema global, en que el intercambio entre culturas ha quedado limitado. Ha destacado que el problema es que el debate político mediterráneo está centrado en Europa, hay poca información y la mayoría viene de las ONGs en la zona. Por último, ha subrayado la necesidad de políticas a largo plazo, que son las que realmente resolverán los problemas en la zona, sobre todo la migración.
Esmat Elsayed, cofundadora de Young Mediterranean Voices (El Cairo), ha hablado de la importancia de los jóvenes y de hacer frente y dar prioridad a los problemas que les afectan. Desde la aparición de la COVID-19, el problema de los puestos de trabajo no es sólo encontrarlos, sino poder mantenerlos. Elsayed cree que hay que empoderar todos los jóvenes, no sólo aquellos más privilegiados y que han podido acceder a una buena educación. También explica la relevancia de crear una identidad mediterránea y de ir en contra de los nacionalismos que nos separan. Esta identidad tiene el objetivo que nos consideremos como iguales. El diálogo mediterráneo no debería ser sobre dar y recibir, sino una sociedad que habla con otra y donde los jóvenes comparten retos que les unen.
En la rueda final de intervenciones, Ruiz Domènec ha pedido no caer en el miedo ni repetir los errores del siglo XX, y ha concluido que confía en que Cataluña lidere el proceso de aprovechamiento de la pandemia para mejorar como sociedad. Tozy ha insistido en la importancia de dejar a un lado los estereotipos y las dinámicas históricas como la colonización y tratar de crear un futuro juntos como ciudadanos mediterráneos. Zapata ha destacado el rol de las ciudades como promotoras de cambios, sobre todo en el tema migratorio y de control de fronteras. Finalmente, Elsayed ha vuelto a recalcar la importancia de los jóvenes y como desde las instituciones hay que apoyarles, con inversión en lugar de explotación.
En la tercera mesa, "La práctica del diálogo: testimonios y propuestas desde el tejido asociativo mediterráneo", han participado Driss Khrouz, director general de la Fondation Esprit (Fez); Mercedes Giovinazzo, directora de Interarts (Barcelona); Mohamed El Amrani, presidente de AZAHARA (Girona); y Anis Boufrika, coordinador de red de la Fundación Anna Lindh (Túnez). El debate lo ha moderado la periodista Cristina Mas.
Driss Khrouz ha explicado que la pandemia ha demostrado que el tejido asociativo ha sido la base de un gran movimiento familiar y comunitario en ciudades, barrios y países. Pero ha advertido que la sociedad civil debe fortalecerse, porque la COVID también ha demostrado la fragilidad del tejido asociativo y las desigualdades provocadas por los cierres de fronteras, que han roto relaciones y han imposibilitado desplazamientos. Khrouz ha recordado que ahora el mundo es global y que la sociedad civil no puede hacer nada sola, sin el apoyo de políticas e instituciones. Preguntado por la contribución del diálogo intercultural a la cohesión de la red, ha expuesto que hace 10 años sí claramente veía la contribución, pero que hoy ya tiene más dudas. Hace una década se creó la fundación Anna Lindh y el IEMed, y el diálogo permitía las relaciones entre este y oeste del Mediterráneo. Ahora son la digitalización y las nuevas tecnologías las que permiten que los jóvenes de Marruecos puedan comunicarse con jóvenes del resto del Mediterráneo y del mundo. La interculturalidad es conocer los demás y verlos como son y esto ha permitido crear un movimiento asociativo y aprender lecciones sobre derechos humanos y democracia. Khrouz ha finalizado con una defensa de la lucha de los jóvenes y la importancia de sumarlos al diálogo intercultural, con ayuda de la academia cuando la política esté bloqueada.
Mercedes Giovinazzo ha explicado los valores de Interarts, que se basa en la idea de que la cultura es un elemento esencial del desarrollo humano. Ha remarcado el valor de la cooperación entre iguales para alcanzar un objetivo común y de la red como un espacio que permite el diálogo y la generación de conocimiento. Ha continuado exponiendo que la crisis actual es como una guerra que afecta el sistema de gobernanza, lo tensa y nos cambiará el sistema de vida al norte del Mediterráneo. La crisis ha puesto en peligro la participación en la vida cultural ya que no basta con que la cultura sea abierta y digital. Hay que velar para que todos puedan disfrutar de la cultura en un lugar y un tiempo definido, que es efímero y difícilmente reproducible, que requiere contacto y diálogo. La apuesta digital aún hace más visibles algunas brechas existentes y hace falta responsabilidad social para combatirlas. Preguntada por el papel de la cultura en la creación de la nueva mentalidad, ha dicho que no hay una respuesta clara debido a la dependencia económica del sector público que tiene la cultura y el hecho de que actualmente hay que priorizar la emergencia económica y social. Aun así, ha remarcado que la cultura no se puede parar, hay que seguir trabajando por la creación, la reflexión y el diálogo, que hace que los individuos se impliquen y participen como ciudadanos críticos, responsables y participativos en la política.
Mohamed el Amrani ha hablado de los cambios de percepción en el asociacionismo de los jóvenes y de las carencias que éste ha mostrado durante la pandemia. Ha mencionado la digitalización y la necesidad de educarnos en el uso de la tecnología, pero también de conocer los derechos digitales. Se debe mejorar la comunicación entre el tejido asociativo y el resto de personas, ya que a veces es difícil llegar a ellas, al igual que la cooperación entre entidades sociales, administración pública y sector privado, que a menudo van por caminos muy diferentes. Preguntado sobre la visión de la interculturalidad desde la perspectiva de hijo de las dos orillas del Mediterráneo y sobre el papel de los jóvenes, ha explicado que hay que empezar a ver y a tratar el joven como sujeto político que piensa, actúa y lidera iniciativas y movimientos sociales. Además, el liderazgo juvenil no suele ser jerárquico, sino horizontal y en red. En cuanto a la interculturalidad, cree que es un proceso curioso debido a que diferentes procesos vitales se mezclan bajo conceptos como acogida, inclusión y convivencia, sin pretender naturalizar la identidad. En las escuelas se cae con demasiada frecuencia en el folklore y en la estereotipación de la diversidad. El presidente de AZAHARA dice que hay que entender y escuchar, pero hasta que no se acepte el racismo natural y estos jóvenes tengan una voz política y comunicativa, las cosas no cambiarán. Su apuesta es dejar de convivir y empezar a ser.
Anis Boufrika ha recordado que, para el Mediterráneo, las crisis a menudo han sido momentos de apertura cultural y social, que a la vez hacen emerger lo mejor y lo peor de las personas, incluidos los extremismos. Los valores del reconocimiento son necesarios para el desarrollo de la civilización. Las crisis propician soluciones para sobrevivir y la evolución natural en el Mediterráneo es cultural y regional, liderada por los jóvenes. Ha explicado que en Túnez la sociedad civil trabaja en paralelo con las autoridades para contribuir al sistema sanitario y administrativo, y por lo tanto estos actores son pioneros y los más aptos para contribuir en el espacio euromediterráneo a pesar de los problemas de movilidad. Hay que recuperar el diálogo intercultural y hacer que vuelva a las universidades, porque es una de las grandes víctimas de la COVID-19. La presencia digital es una solución, pero no deja de ser un intercambio empobrecido. Preguntado por la herencia de la primavera árabe, ha dicho que la dignidad resuena pero ha tomado diferentes formas en estos once años. La revolución era a favor de la dignidad pero también en contra de la guerra, el hambre o la marginalización. Ahora bien, las crisis, la guerra y muchas políticas frenan la interculturalidad y fomentan la negación del otro, es por eso que hay que apoyar a los jóvenes y las mujeres, que continúan luchando por su emancipación. Actualmente, la sociedad tunecina se abre a las nuevas tecnologías y las asociaciones deben evolucionar hacia una lógica digital, con herramientas avanzadas que atraigan a la juventud. Los valores de reconocimiento, dignidad y pluralidad permiten llegar a acuerdos y fomentan la interculturalidad, y cuando las mujeres lideran y tienen iniciativa baja la barbarie y el extremismo. Boufrika cree que los jóvenes son desbordantes en Túnez y viven la interculturalidad de manera renovada. En cuanto al concepto de identidad, ha remarcado que en el Mediterráneo no es única sino plural y que por eso no se puede hablar del sur como si fuera homogéneo, cosa que en el norte se hace a menudo.
A continuación se ha abierto un turno de preguntas donde se ha hablado de cuáles son los mecanismos más eficaces para el cambio de mentalidad y se han mencionado las redes sociales, las políticas públicas, la cultura, el intercambio académico y la necesidad de llegar a todo el mundo, entre otros. También se ha puesto énfasis en el peligro de la cámara de eco, este fenómeno que hace que en la vida diaria sólo nos rodeemos de personas parecidas a nosotros.
Una vez finalizada la mesa redonda, el director ejecutivo de la Fundación Anna Lindh, Nabil Al Sharif, ha tomado la palabra para presentar el Maratón Virtual para el Diálogo de su entidad. Ha explicado que el Maratón es su aportación a los 25 años del Proceso de Barcelona y que quieren dar voz a diferentes asociaciones culturales y solidarias del Mediterráneo. Quieren dar voz a los jóvenes, a los medios, a la academia y a las instituciones que compartan la intención de mostrar la importancia del debate y la cooperación euromediterránea para la sostenibilidad de la región y hacer visible el trabajo que se hace. Al Sharif ha dicho que el Maratón irá ligado a una campaña en los medios y que se harán seminarios, talleres y debates en colaboración con miembros y colaboradores.
La periodista Cristina Mas ha hablado de la importancia de los medios de comunicación, que no siempre son visibles pero tienen más poder de lo que parece, porque tienen la posibilidad de acercarnos o alejarnos. También ha dejado claro que a ambas orillas del Mediterráneo hay a menudo las mismas problemáticas y dudas. Por su parte, Hajar El Hawari ha insistido en la inclusión de las mujeres, que deben ser sujetos de inclusión y no objetos, para convertirse en parte activa de los proyectos de trabajo y de las organizaciones y crear sociedades más colaborativas. También se ha referido a los jóvenes y a la necesidad de educarlos en la diversidad y la diferencia para conseguir una sociedad adulta, diversa y plural en el futuro.
Bernat Solé, consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia del Gobierno catalán, ha sido el encargado de la clausura del acto, y ha hablado del rol de Cataluña en el diálogo intercultural del Mediterráneo. Ha dado las gracias a los ponentes por sus aportaciones y marcar el camino hacia donde queremos ir y cómo queremos llegar. Ha mostrado la voluntad de reconstruir poniendo la gente en el centro de las políticas. También ha expuesto la necesidad de crear espacios de diálogo para la interculturalidad y trabajar para que la frontera que divide las dos orillas no sea una frontera de muerte. Solé cree que no se puede mirar hacia otro lado cuando la gente pide ayuda y ha reafirmado la voluntad de Cataluña de ser parte activa de la respuesta migratoria. Ha celebrado que se haya invitado Cataluña a ser parte central y dinamizadora del diálogo intercultural y ha mencionado la necesidad de trabajar sobre el concepto de ciudadanía mediterránea, crear nuevas miradas sobre la convivencia y reforzar la agenda cultural contra el racismo, la xenofobia y el extremismo violentos. El consejero ha finalizado recalcando que se necesita un Mediterráneo integrador, con una gobernanza flexible y ágil, donde el intercambio se considere enriquecedor y donde las sociedades sean garantes de paz.
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